Consecuencias de largo alcance tras la nacionalización en Bolivia: FMI
La Paz, 18 de mayo. El Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, calificó hoy como un proceso de “devolución de una propiedad” que ya era del Estado, la reciente nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, y consideró “necesario” que sea ese país el que reciba una “compensación justa” por sus recursos naturales. En contraste, desde Washington el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió sobre las “consecuencias económicas de largo alcance” tras la decisión del presidente boliviano, Evo Morales, a quien reclamó compensaciones y dijo que lo ocurrido podría desalentar a los inversionistas extranjeros, señalaron agencias de prensa. “La decisión del gobierno boliviano de nacionalizar el sector de hidrocarburos tiene amplias consecuencias económicas potenciales”, subrayó el vocero del organismo financiero internacional, Mahsood Ahmed. Esto, dijo, aunado a la forma en que se negocie con las empresas afectadas, que será un factor clave. “Entiendo que según las características de la puesta en práctica de esta decisión, podría haber un impacto sobre la disponibilidad de capitales locales y extranjeros privados para ser invertidos en ese importante sector de la economía de Bolivia”, precisó el funcionario en su primer encuentro con la prensa. El FMI, que envió una misión de expertos a Bolivia para examinar la evolución de la economía, invita al gobierno, según Ahmed, a entablar negociaciones en los próximos seis meses con las firmas foráneas y, en ciertos casos, con los gobiernos extranjeros, sobre las modalidades de la puesta en práctica de esa nacionalización. Esas conversaciones deberían versar, según el portavoz, sobre las compensaciones por los bienes nacionalizados, la naturaleza de los nuevos contratos y una posible alza en los precios de exportación hacia Brasil y Argentina, principales socios de Bolivia. “Para nosotros es importante que esas negociaciones conduzcan a un acuerdo mutuo”, concluyó Ahmed. Pero el economista estadunidense y ex vicepresidente del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, destacó que es evidente el fracaso del modelo neoliberal impuesto por el Consenso de Washington que se propuso reducir al mínimo el rol del Estado en la economía de los países, y subrayó que Bolivia fue uno de los alumnos más aventajados y “sintió todos los dolores (de su aplicación), pero no ha llegado a vivir ninguna de las ganancias, era evidente que tenía que haber un cambio en el modelo económico”, aseveró. En ese contexto, no quiso calificar la nueva política energética de Evo Morales de nacionalización, sino de “recuperación” de sus recursos, o de la “devolución de una propiedad que ya era suya”. Más aún, señaló que era necesario que Bolivia recibiera un valor justo por la explotación de sus recursos naturales. “Cuando a alguien le devuelven, digamos una pintura que le habían robado, a eso no se le llama renacionalización, sino devolución de una propiedad que era suya anteriormente”, explicó. Del mismo modo, cuestionó los contratos vigentes del Estado con las multinacionales petroleras, al destacar que “en realidad no hubo una venta, ya que ésta no se realizó con arreglo a las condiciones jurídicas o aprobación del Congreso, de manera que donde no hay propiedad, no puede haber nacionalización”. Eso significa que había necesidad de cambiar las disposiciones anteriores “de una forma u otra”, añadió. No obstante, Stiglitz refirió que hay otras cuestiones al respecto: la primera es si los inversionistas reciben una compensación adecuada por sus inversiones, “y el gobierno ha dicho que sí la habrá”; y la segunda es que el valor que reciba por la explotación de sus recursos naturales se vaya acumulando en favor del pueblo boliviano, “y el gobierno ha declarado que así va a ser”. Ex vicepresidente del Banco Mundial y convertido en uno de los principales críticos de los organismos financieros internacionales, Stiglitz mencionó la necesidad de que el gobierno boliviano realice programas para el desarrollo en materia de hidrocarburos, minería y gas, además de que deben atenderse aspectos como la inversión y promoción en educación y salud. Respecto de los tratados de libre comercio, comentó que el conjunto de éstos “no son buenos” porque van a socavar la estructura productiva de los países; “no son justos para los países en desarrollo, no es una negociación, es más bien una imposición”. Estos tratados pueden ser muy costosos para la soberanía nacional. En el caso de México, apuntó, el desnivel económico entre este país y Estados Unidos se hizo más grande después de la firma del TLC. Estimó necesario tener en cuenta la relación costo/beneficio. No tener un TLC es mejor que tener uno mal realizado, sostuvo el Nobel de Economía. El economista estadunidense, catedrático de la Graduate School of Business de la Universidad de Columbia, se reunió la víspera con el presidente Evo Morales, y varios funcionarios, y hoy recibió doctorados honoris causa en las universidades Mayor de San Andrés (UMSA), y Pública de El Alto (UPEA). Por su parte, España designó este jueves al secretario de Estado para Asuntos Exteriores e Iberoamérica, Bernardino León, como su interlocutor ante el gobierno de Bolivia para participar en las negociaciones junto a Repsol-YPF, afectada por la nacionalización de los hidrocarburos en el país andino, a la que el gobierno español volvió a reclamar seguridad jurídica. En Brasilia, el asesor de Asuntos Internacionales de la presidencia brasileña, Marco Aurelio García, afirmó que “se reestableció el clima de confianza” entre Brasil y Bolivia tras el impacto provocado por la nacionalización de los hidrocarburos que afectó a la empresa estatal brasileña Petrobras. |
IMF: Far-reaching Consequences after Nationalization in Bolivia
La Paz, 18 of May. Joseph Stiglitz, a 2001 winner of the Nobel Prize in economics, today described the recent nationalization of hydrocarbons in Bolivia as a process of “return of a property” that already belonged to the Bolivian government and considered it “necessary” that Bolivia should receive a “just compensation” for its natural resources. In contrast, from Washington, the International Monetary Fund (the IMF) warned the “far-reaching economic consequences” after the decision by Bolivian President Evo Morales, from whom it demanded compensations, and said that what happened could discourage foreign investors, according to news agencies. “The decision of the Bolivian government to nationalize the hydrocarbon sector has ample potential economic consequences,” emphasized the spokesman of the international financial organization, Mahsood Ahmed. This — combined with the manner in which Bolivia negotiates with the affected companies — will be a key factor, said Ahmed “I understand that, depending on the ways in which the Bolivian government puts this decision in practice, it could have an impact on the availability of private local and foreign capitals for investment in that important sector of the economy of Bolivia,” the IMF official elaborated in his first meeting with the press. The IMF, which sent a mission of experts to Bolivia to examine the evolution of its economy, invites the government, according to Ahmed, to open negotiations in the next six months with the foreign companies and, in certain cases, with the foreign governments, on the modalities of nationalization in practice. Those conversations would have to turn, according to the IMF spokesman, on the compensations for the nationalized goods, the nature of new contracts, and a possible rise in the prices of export towards Brazil and Argentina, the main partners of Bolivia. “For us, it is important that those negotiations lead to a mutual agreement,” concluded Ahmed. But US economist and former Vice President of the World Bank Joseph Stiglitz emphasized that the failure of the neoliberal model imposed by the Washington Consensus that set out to reduce the role of the State in national economies to the minimum is evident, and underscored that Bolivia, once one of the best students of the neoliberal model, “felt all the pains (of its application) but has experienced no gains — it’s clear that it must have a change in its economic model.” In this context, Stiglitz did not wish to characterize the new energy policy of Evo Morales as nationalization, but would call it the “recovery” of Bolivia’s resources, or the “return to Bolivia of a property that already was hers.” Further, he indicated that Bolivia should receive a just value for the exploitation of its natural resources. “When a person was robbed of a painting and then it is given back to him, we don’t call it renationalization, but return of a property that was his to begin with,” explained Stiglitz. In the same way, he questioned the existing contracts between the State of Bolivia and petro multinationals, highlighting that “in reality. there was no sale, since it was not made in accordance with laws or approval of the Congress — where there is no property to be nationalized, there can’t be nationalization.” That means that it was necessary to change the previous conditions “one way or another,” added Stiglitz. However, Stiglitz said that there are other questions on the matter: the first is if the investors receive a compensation appropriate for their investments, “and the government has said that, yes, there will be one”; and the second is that the value that Bolivia should receive for the exploitation of its natural resources is accumulating in favor of the Bolivian people, “and the government has declared that’s the way it will be.” Former World Bank Vice President turned one of the major critics of the international financial organizations, Stiglitz mentioned that the Bolivian government needs to carry out programs for the development of hydrocarbons, minerals, and gas, as well as taking care of investment and promotion of education and health. Regarding free trade agreements, Stiglitz commented that such treaties “are not good” because they are going to undermine the productive structure of countries; “they are not right for developing countries — it is not a negotiation, it is rather an imposition.” These treaties can be very costly for national sovereignty. In the case of Mexico, noted Stiglitz, the economic unevenness between this country and the United States became greater after the signing of the Free Trade Agreement. He considered it necessary to take the cost-benefit equation into account. Not having a free trade agreement is better than having a poorly designed one, maintained the Nobel laureate. Last night, the US economist and Columbia Business School professor met with President Evo Morales and various officials, and today he received honorary doctorates from the Mayor de San Andrés (UMSA) and Pública de El Alto (UPEA) Universities. Meanwhile, Spain designated Bernardino León, Secretary of State for Foreign and Ibero-American Affairs, this Thursday as its negotiator with the government of Bolivia; he will work with Repsol-YPF, a company affected by the nationalization of hydrocarbons in the Andean country, from which the Spanish government again demanded legal safeguards. In Brasilia, Marco Aurelio García, the Brazilian President’s advisor on international affairs, affirmed that “the climate of confidence” between Brazil and Bolivia “was reestablished” after the impact caused by the nationalization of hydrocarbons that affected the Brazilian state enterprise Petrobras. |
The article appeared originally in Spanish in La Jornada (19 May 2006). Translation by Yoshie Furuhashi (@yoshiefuruhashi | yoshie.furuhashi [at] gmail.com).