Hay un número importante de personas en los países adinerados que cree que los grandes problemas de la reducción de los recurso con que cuenta el planeta y la contaminación ambiental global, son causados principalmente por la enorme cantidad de habitantes que tiene el mundo: actualmente más de 7 mil millones, y que esta situación empeorará con el aumento previsto aproximadamente a 9 mil millones para mediados del siglo XXI y a 10 mil millones para finales de siglo.
La solución que se propone (aunque algunos dicen que realmente no hay solución: que todos estamos condenados al caos y la barbarie) es reducir la población del mundo rápidamente, principalmente a través de un programa que induzca a la reducción de la natalidad. Detrás de esto están los programas que promueven el uso de anticonceptivos en los países pobres financiados por ONGs de los países ricos, poniendo al alcance de la mano de las mujeres los anticonceptivos y otras herramientas de planificación familiar.
En otra ocasión analizaré estos asuntos y los enfoques que estas personas están sugiriendo. Para mi propósito en este artículo supondré absolutamente correcto su alegato de que la gran cantidad de población global lo que tiene efectos nocivos en el uso de recursos y en el daño ambiental global.
Personal del Banco Mundial1 ha calculado que el 10% más rico de la población usa aproximadamente el 60% de los recursos mundiales y que el 40 % más pobres de la población usa menos del 5 % de estos recursos. Y por ello, dada la estrecha relación que existe entre el uso de recursos y la contaminación, el 10% más rico sería responsable del 60% de la contaminación mundial, con lo que ello significa de calentamiento global, contaminación del agua, etcétera.
Ahora olvidemos la ideología por un minuto. Si usted está tan preocupado como yo y tantos por el asunto del uso de los recursos mundiales y la degradación ambiental, estas cifras llevan a una conclusión completamente ineludible. Pretender reducir la natalidad de las familias pobres no ayudará en absoluto a resolver esta cuestión, ya que son los millonarios del mundo quienes son los mayores responsables de los problemas que enfrentamos en relación con de recursos y el ambiente.
Teniendo en cuenta esta realidad, he aquí mi modesta propuesta.
El ecosistema del mundo y sus habitantes necesitan desesperadamente que el 10 % más rico reduzca el consumo que realiza. Por ello propongo que sean puestos en práctica de inmediato los siguientes programas:
a) una política de “ningún niño” o “sólo un niño” para los millonarios;
b) introducir de forma inmediata un 100% de impuesto sobre la herencia;
c) y bajar los ingresos de los millonarios fijándoles un límite máximo bajo (análogo a un salario mínimo).
Siguiendo estas orientaciones, podemos reducir rápidamente aproximadamente a la mitad el uso de los recursos y la contaminación en el mundo. El que antes era millonario desaparecería (cuando muera) o llevaría una vida en la que consumiría como lo hace el promedio de la población mundial.
Ahora que hemos reducido la presión, pongámonos a trabajador sobre los otros asuntos para crear un planeta habitable y socialmente justo.
Nota
1 World Bank, 2008 World Development Indicators.
Fred Magdoff es profesor emérito de la University of Vermont y profesor adjunto de “crop and soil science” en la Universidad de Cornell University. Escribe frecuentemente sobre economía política. Su más reciente libro es The Great Financial Crisis(con John Bellamy Foster, Monthly Review Press, 2009) y Agriculture and Food in Crisis(con Brian Tokar, Monthly Review Press, 2010) and What Every Environmentalist Needs to Know about Capitalism (Monthly Review Press, 2011). Traducción de Marta Harnecker del texto en ingles aparecido en: <mrzine.monthlyreview.org/2012/magdoff280312.html>.
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