1. Evo Morales y el socialismo
“Evo, ¿que entienden tú y el MAS por socialismo?”, le pregunté durante aquellos horribles días de matanza de Sánchez de Losada, en La Paz, en febrero del 2003, donde estaba invitado por el Comité Ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB). “Vivir en comunidad y en igualdad”, me contestó. “Fundamentalmente, en las comunidades campesinas hay socialismo. Por ejemplo, si hablamos de tierra. Yo vengo de un ayllu del Departamento de Oruro. Claro, donde yo vivo en este momento, en el oriente en Chapare, allá no hay ayllus. Es la parcelación individual y allá se ven problemas muy serios, porque lleva al minifundio, y eso no lo ves en una comunidad campesina donde la tierra es comunal.” “¿El modelo socio-económico del MAS se asemeja más al de Lula, de Cuba o de Hugo Chávez?”, le insisto. “Yo creo que es algo mucho más profundo”, responde. “Es un modelo económico basado en la solidaridad, la reciprocidad, la comunidad y el consenso. Porque la democracia es para nosotros un consenso. En la comunidad es consenso, en el sindicato es mayorías y minorías. Dentro de esa democracia oficial en Bolívia no se respeta el pensamiento, los sentimientos y los sufrimientos de las mayorías nacionales. Y dentro de ese marco buscamos un socialismo comunitario basado en la comunidad. Un socialismo, diremos, basado en la reciprocidad y la solidaridad. Y, además de eso, respetando a la Madre Tierra, la Pacha Mama. No es posible que dentro del modelo conviertan a la Madre Tierra en una mercancía. En Bolivia con la reforma agraria es mejor ser un ganado vacuno que un ser humano. Para un ganado vacuno hay 25 hectáreas y para un ser humano no hay nada.” 2. Indígenas, obreros y cambio de la vanguardia Son conocidas las diferencias con el líder indígena Felipe Quispe, por eso le pregunto: “¿Hay discrepancias con el Movimiento Indígena Pachakutik (MIP)?” No, dice, “no hay discrepancias. Claro, ellos satanizan un poco al blanco. Nos dicen que somos ‘caras’ los diputados (blancos — H.D.), pero no, las relaciones son buenas.” Yo venía de un evento del Movimiento por la Democracia Participativa, del Perú, de un largo debate con el Mayor (ret.) Antauro Humala y su movimiento etnocacerista, sobre la posibilidad de transformación en los países andinos. Antauro, actualmente en la cárcel por el levantamiento fallido contra Toledo, podría recobrar la libertad si su hermano, el Teniente Coronel (ret.) Ollanta Humala — segundo en las preferencias electorales — ganara los sufragios presidenciales de abril del próximo año. Él había hablado positivamente de Evo y de incipientes contactos con el MAS. Evo confirma que “nos han invitado para que podamos llevar el mensaje de este movimiento de las comunidades campesinas. Porque el MAS, como un instrumento político de liberación no ha sido creado por politólogos o un grupo de intelectuales, sino por congresos campesinos para acabar con los problemas de la gente.” En este contexto hace un interesante comentario sobre la transición de la vanguardia en la lucha boliviana: “Los obreros de la COB siempre decían en sus congresos que los indios los van a llevar al hombro al poder, a los obreros. Nosotros éramos los albañiles de la revolución y ellos eran los patrones de la revolución. Ahora, las cosas han cambiado y los intelectuales, los obreros, van sumándose.” 3. La raíz socialista del MAS Para entender el carácter político, o “de clase”, como se decía en los años sesenta, del “Movimiento al Socialismo”, hay que tomar en serio la definición de Evo, de que el MAS, como un instrumento político de liberación “no ha sido creado por politólogos o un grupo de intelectuales, sino por congresos campesinos para acabar con los problemas de la gente”. No se trata del Partido Bolchevique de Lenin o del Partido Comunista del Perú de Mariátegui (1928), con una clara programática e intencionalidad socialista, es decir, anticapitalista. De hecho, el membrete del Movimiento al Socialismo no fue adoptado por motivos ideológicos, sino por razones prácticas de registro electoral. Peor para los puristas: el membrete viene de la derecha política, de un desprendimiento de la Falange Socialista Boliviana, el Movimiento al Socialismo-Unzaguista (MAS-U), que se había unido al incipiente movimiento cocalero. Cuando, bajo la presión de las fechas electorales, se requería de un Partido registrado, se uso la primera parte del membrete del MAS-U. Ante estas circunstancias, sin génesis socialista, ni teoría socialista, ¿que quedará como potencial socialista en el partido de la transformación boliviana y su líder Evo? La respuesta es sencilla: Las raíces éticas del socialismo: la solidaridad con las masas, el fervor de la justicia social y la honestidad de la praxis política. 4. El MAS y el socialismo histórico boliviano El socialismo histórico boliviano llegó a su máximo esplendor con la famosa Tesis de Pulacayo (1946), en la cual el sindicalismo clasista definía al proletariado (minero) como la vanguardia de una revolución anticapitalista en pos de la dictadura del proletariado. Ese proyecto histórico de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) se contraponía no solo a la “cooperación de clases” que pregonaba la Falange Socialista Boliviana (FSB, 1937), inspirada en el falangismo español de Primo de Rivera; sino también al nacionalismo pequeñoburgués de Paz Estenssoro y el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) y las diversas variantes del desarrollismo y “socialismo” militar de David Toro, Germán Busch, Gualberto Villarroel que nacieron de la cuna de la modernidad boliviana, el desastre de la Guerra del Chaco (1932-35). Ante la derrota, las Fuerzas Armadas tomaron el poder político y el Estado Mayor convocó a la formación de una Junta para orientar “a la nación hacia un socialismo de Estado prudente y gradual . . . que establezca en Bolivia un régimen de justicia social”. El coronel David Toro (1936/37), primer Presidente militar de facto denominó su gobierno “Revolución Militar Socialista” y creó — como Perón después, en 1943 — el Ministerio de Trabajo y Previsión Social, decretó la caducidad de las concesiones de la Standard Oil en Bolivia y fundó los Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, como Yrigoyen lo había hecho en 1928 en Argentina. El mayor Busch, quien le siguió en el gobierno, declaró que “Yo no he llegado a la Presidencia para servir a los capitalistas. Ellos deben servir al país y si no lo hacen por voluntad, lo harán por la fuerza.” Evo Morales no es parte de ese coronelismo desarrollista o “socialista” latinoamericano —que incluye a Prestes y Vargas en Brasil, Perón en Argentina, Torrijos en Panamá, Arbenz en Guatemala, Velasco Alvarado en Perú, Torres en Bolivia y, en cierto sentido, Hugo Chávez en Venezuela— cuya trascendencia es aún menos comprendida en la historia latinoamericana, que la del desarrollismo civil (Yrigoyen, Prebish, Arévalo, Allende, et al.). Tampoco tiene raíces en el stalinismo boliviano del Partido de la Izquierda Revolucionaria (PIR) y su “revolución en etapas” — “hay que trabajar ahora por una Bolivia democrática-burguesa, por una Bolivia progresista y luego, paulatinamente, se llegará dentro de unos veinte años al socialismo y dentro de unos cincuenta o cien a la dictadura del proletariado” (1946)– o el trotskismo del Partido Obrero Revolucionario (POR), ni en el gran logro del proletariado minero, la Tesis de Pulacayo. 5. Ventajas de la orfandad socialista histórica Encontrarse fuera de esas corrientes históricas, sin embargo, podría ser más ventajoso para Evo Morales que detrimental, porque todas han demostrado en la práctica que no sirven para transformar al país. Los stalinistas del PIR conspiraron con la oligarquía y el imperialismo contra el desarrollismo del Teniente Coronel Gualberto Villarroel, tal como hicieron en Argentina contra Perón, y lo colgaron en la Plaza Murillo. Los trotskystas, que tienen setenta años reclamando ser los legítimos herederos de Lenin y del marxismo, tuvieron su gran oportunidad práctica de demostrarlo en la revolución de 1952, y fracasaron ignominiosamente. Y la pequeña burguesía nacionalista, el MNR, que capitalizó la revolución popular, la entregó pronto a los gringos, para después pactar con el golpista Banzer y convertirse en su verdugo neoliberal. 6. El MAS: ¿democracia burguesa o socialismo? El MAS no es un partido de vanguardia sino una alianza de grupos heterogéneos, reminiscente en ciertos planteamientos “indoamericanos”, antileninistas y antiimperialistas a la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), fundada en 1924 en México, por Haya de la Torre; también al “socialismo espiritual” de Arévalo, al “socialismo cristiano” de Hugo Chávez y al núcleo antropológico-filosófico de la “tercera posición” de Perón. Álvaro García Linera, exguerrillero, prisionero y Vicepresidente de Evo, lo expresa con claridad: “No estamos contra el libre mercado. Nosotros somos partidarios de un modelo socialista con un capitalismo boliviano, donde las ganancias de los hidrocarburos sean transferidas a otros sectores como el rural, donde nuestra gente trabaja aún con el arado egipcio que trajeron los españoles”. Si traducimos esta formulación a un lenguaje más preciso tenemos que decir que se trata de un modelo de desarrollismo keynesiano tercermundista, es decir, una economía de mercado con una fuerte función desarrollista y proteccionista del Estado, dentro de una superestructura política burguesa en un entorno de destrucción socio-económica neocolonial abismal. Evo y el MAS no inyectan, en este momento, una nueva dinámica socialista al Bloque Regional de Poder (BRP) de la Patria Grande, pero aportan a la integración del BRP el elemento popular, proletario e indígena más combativo de América Latina. Esto es un contrapeso de enorme importancia frente a las sociedades blancas-elitistas de Argentina, Chile, Uruguay y Brasil y sus gobiernos respectivos. En su perfil caracterológico, Evo es cercano a Hugo Chávez, particularmente en su honestidad, antiimperialismo y vínculo orgánico con las masas y pueblos indígenas. En este sentido, las reuniones del MERCOSUR como las de la OEA no serán iguales a partir de ahora, porque el Presidente venezolano ya no será la única fuerza motriz que empuja a los demás Presidentes. 7. Evo, el candidato del Mercosur Evo como Presidente es un “producto endógeno” de la lucha de clases en Bolivia. Pero desde hace algunos años atrás había sido detectado por el radar político del Presidente Castro. Es sabido que el ojo clínico del Presidente Castro escanea incansablemente el horizonte de la Patria Grande, para detectar quiénes podrían ser los futuros líderes de sus naciones. Hugo Chávez, apenas salido de la cárcel, apareció en el monitor del líder caribeño quien lo recibió con honores de hombre de Estado. Lula, José Dirceu y Evo fueron detectados tempranamente y comprobaron con éxito la capacidad previsora del Comandante. En el último año y medio, Evo ya se había convertido en el candidato presidencial de facto del MERCOSUR o Bloque Regional de Poder (BRP). Ser candidato presidencial del MERCOSUR tiene importantes ventajas de protección y promoción, pero también profundas implicaciones para la política latinoamericana. Una de ellas es la siguiente. 8. MERCOSUR, vía electoral y revolución Los candidatos presidenciales que cuenten con el apoyo del BRP, responden a la convicción de todos los Presidentes de este Bloque, de que el tiempo de la lucha armada revolucionaria y de los gobiernos de obreros-campesinos ha quedado en el pasado. Los comentarios de Fidel referentes a las FARC han sido muy claras al igual que la posición del Comandante Chávez, quien dijo en el reciente encuentro con Álvaro Uribe en Santa Marta: “queremos que los movimientos armados se pacifiquen”. Lula, Kirchner, Tabaré y Duarte, por supuesto, están completamente de acuerdo con esta posición de apoyo a la legalidad burguesa y la toma del poder por las vías institucionales. Para ser más preciso: no apoyarían ninguna otra y sin el apoyo de Brasil, Argentina y Venezuela, ninguna revolución nacional popular latinoamericana hoy día podría consolidarse. En este caso vale la célebre frase de Perón: “Unidos seremos inconquistables; separados indefendibles.” La decisión estratégica de todos los Presidentes del BRP por la vía institucional — que genera un serio dilema para las FARC — jugó un papel clave en la gran disyuntiva de este año en Bolivia, sobre un levantamiento armado al estilo de la revolución de 1952 o la toma del poder por la vía electoral. La nueva directiva (postminera) de la COB, encabezada por Jaime Solares, y algunos sectores populares, por ejemplo de El Alto, junto con las posiciones tradicionalmente oscuras y sectaristas del Mallku Quispe, querían el levantamiento popular. Todos los Presidentes del BRP insistieron en la vía institucional. Evo fue por esa vía y triunfó. No había condiciones objetivas para derrotar a los militares y consolidarse en el gobierno. Tratar de repetir la hazaña de 1952 hubiera llevado a una hecatombe sin sentido. Hubiera sido una operación de aventurerismo o algo peor. El gran significado del triunfo de Evo es el Bloque Regional de Poder. Hace una década, su victoria no hubiera podido cambiar nada en la nación andina. Hoy día, con la implementación de ciertos programas sociales de Cuba y Venezuela, el sólido apoyo económico de Venezuela, la protección política que proporciona el BRP, la riqueza del gas y la adhesión de las mayorías al proyecto del MAS y su líder, existe la posibilidad objetiva de romper el ciclo de quinientos años de explotación y miseria. 9. El MAS y el futuro del socialismo en el BRP De todas formas, el posicionamiento de Evo y García refleja el status quo político y económico en la Patria Grande. El BRP es una confederación de Estados (superestructuras) burgueses, con excepción de Cuba, con diferentes tipos de economía de mercado y con un proyecto histórico de desarrollismo latinoamericano, dentro del ideario de Bolívar. Dentro de este macrosistema burgués existe la pretensión venezolana de crear una civilización socialista del siglo XXI y una fuerte discusión en Cuba sobre el futuro posible del socialismo histórico cubano. Lo que no hay es una economía socialista, ni una superestructura socialista, ni la “voluntad socialista” de Lula, Kirchner, Tabaré y Duarte, ni movimientos de masas ni estructuras socialistas. En tales condiciones sería descabellado esperar o pedir que el MAS se convierta en vanguardia socialista que arrastre a América Latina hacia el postcapitalismo. El concepto del socialismo latinoamericano hoy día, con las sendas excepciones de Venezuela y Cuba, es una idea evolutiva que proporciona el horizonte estratégico de las luchas de masas y de los líderes progresistas de la Patria Grande. Dotar esta idea evolutiva de una sólida base científica y popular para la Nación latinoamericana, tal como el Presidente Chávez lo ha hecho con su insistencia en la economía de equivalencias y la democracia participativa, es la tarea primordial de todos los anticapitalistas reales y potenciales. Entre ellos se encuentran Evo Morales y el MAS. |
1. Evo Morales and Socialism
“Evo, what do you and the MAS understand by ‘socialism,'” I asked him, when I was invited by the Executive Committee of the Bolivian Labor Central (COB). “To live in community and equality,” he answered. “Fundamentally, in the peasant communities they have socialism. For example, if we speak of land. I come from the ayllu of the Department of Oruro. Clearly, where I live at this moment, in the East in Chapare, there are no ayllus. It is individual parceling, and there arise very serious problems, because it leads to small holdings, which you don’t see in a peasant community where the land is communal.” “Does the socio-economic model of the MAS resemble more that of Lula, Cuba, or Hugo Chávez?” I insisted. “I believe it is something much deeper,” he answered. “It is an economic model based on solidarity, reciprocity, community, and consensus. Because, for us, democracy is a consensus. In the community there is consensus, in the trade union there are majorities and minorities. “Inside this official democracy of Bolivia they do not respect the thought, sentiments, and sufferings of the national majorities. And within this framework we are seeking a communitarian socialism based on the community. A socialism, let’s say, based on reciprocity and solidarity. And beyond that, respecting Mother Earth, the Pacha Mama. It is not possible within that model to convert Mother Earth to merchandise. In Bolivia with the agrarian reform it is better to be a vaccinated cow than a human being. For a vaccinated cow there are 25 hectares and for a human being there is nothing.” 2. Indigenous Peoples, Workers, and Change of the Vanguard Evo’s differences with the indigenous leader Felipe Quispe are well known, therefore I asked him: “Are there discrepancies with the Indigenous Movement Pachakutik (MIP)?” “No,” he said, “there are no discrepancies. It is clear they demonize the whites a little. They tell us that we deputies are ‘faces’ (the whites — H.D.), but no, the relations are good.” I came from an event of the Movement for Participatory Democracy, of Peru, a long debate with Major (ret.) Antauro Humala and his etnocacerista movement, on the possibility of transformation of the Andean countries. Antauro, at present in prison for the failed uprising against Toledo, could regain liberty if his brother, Lieutenant-Colonel (ret.) Ollanta Humala — second in the electoral preferences — wins the presidential elections in April this year. He had spoken positively of Evo and of the incipient contacts with the MAS. Evo confirmed that “they invited us to bring the message of this movement of peasant communities. Because the MAS, as a political instrument of liberation, had not been created by political ideologues or a group of intellectuals, but by peasant congresses to solve the problems of the people.” In this context, he makes an interesting comment on the transition of the vanguard in the Bolivian struggle. “The workers of COB always said in their congresses that the Indians would carry the workers to power on our shoulders. We were the builders of the revolution and they were the masters of the revolution. Now things have changed and intellectuals and workers are joining us.” 3. The Socialist Roots of the MAS To understand the political character — or “class”, as they said in the seventies — of “Movement to Socialism,” it is necessary to take seriously Evo’s definition that the MAS, as a political instrument of liberation, “was not created by political ideologues or by a group of intellectuals, but by peasant congresses to solve the problems of the people.” It is not a question of the Bolshevik Party of Lenin or the Communist Party of Peru of Mariátegui (1928), with a clear socialist — that is, anti-capitalist — program and intention. In fact, the letterhead of the Movement to Socialism was adopted not for ideological motives but for practical reasons of electoral registry. Worse for the purists, the letterhead comes from the political Right, from a split from the Bolivian Socialist Falange, the Unzaquista Movement to Socialism (MAS-U) which had joined with the incipient cocalero movement. When, under the pressure of electoral facts, a registered Party was required, the first part of the letterhead of MAS-U was used. In these circumstances, without socialist genesis, without socialist theory, what remains as socialist potential in the Bolivian transformation and its leader Evo? The answer is simple: the ethical roots of socialism: solidarity with the masses, the fervor of social justice, and the honesty of political praxis. 4. The MAS and Historic Bolivian Socialism Historic Bolivian socialism reached its maximum splendor with the famous Thesis of Pulacayo (1946), in which class-conscious trade unionism defined the proletariat (miners) as the vanguard of an anti-capitalist revolution in pursuit of the dictatorship of the proletariat. This historic project of the Trade Union Federation of Mine Workers of Bolivia (FSTMB) counterposed itself not only to the “cooperation of classes,” which the Bolivarian Socialist Falange (FSB, 1937) proclaimed, but also to the petty bourgeois nationalism of Paz Estenssoro and the National Revolutionary Movement (MNR) and the diverse variations of developmentalism and military socialism of David Toro, Germán Busch, and Gualberto Villaroel who were born from the cradle of Bolivarian modernity, the disaster of the Chaco War (1932-1935). Facing this defeat, the Armed Forces took political power and the Joint General Staff convoked the formation of a Junta to “orient the nation toward a prudent and gradual state of socialism . . . which would establish a regime of social justice in Bolivia.” Colonel David Toro (1936-1937), first de facto military president, named his government “Military Socialist Revolution” and believed — like Perón, later, in 1943 — the Ministry of Labor and Social Planning decreed the termination of the concessions to Standard Oil in Bolivia and founded state-owned gas and oil company Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, as Yrigoyen had done in Argentina in 1928. Major Bosch, who followed him in government, declared that “I did not arrive at the presidency to serve the capitalists. They must serve the country, and if they do not do so voluntarily, they shall be made to do so by force.” Evo Morales is not part of this Latin American developmentalist or “socialist” colonelism — which includes Prestes and Vargas in Brazil, Perón in Argentina, Torrijos in Panama, Arbenz in Guatemala, Velasco Alvarado in Peru, Torres in Bolivia, and, in a certain sense, Hugo Chávez in Venezuela — whose significance is even less understood in Latin American history than civilian deveopmentism (Yrigoyen, Prebish, Arévalo. Allende, etc.). Nor does it have roots in the Bolivian Stalinism of the Party of the Revolutionary Left (PIR) and its “revolution by stages” — “it is necessary now to work for a bourgeois-democratic Bolivia, for a progressive Bolivia, and then, gradually, we will arrive within some twenty years at socialism, and within fifty or a hundred years at the dictatorship of the proletariat” (1946) — nor the Trotskyism of the Revolutionary Workers Party (POR), nor in the great achievement of the mining proletariat, the Thesis of Pulacayo. 5. Advantages of Being an Orphan of Socialist History Being outside these historic currents, however, could be more advantageous than detrimental for Evo Morales, because all have shown in practice that they did not serve to transform the country. The Stalinists of the PIR conspired with the oligarchy and imperialism against the developmentalism of Lieutenant Colonel Villaroel, as they did in Argentina against Perón, and they hanged him in Plaza Murillo. The Trotskyists, who have been proclaiming to be the legitimate heirs of Lenin and Marxism for 70 years, had their great opportunity to demonstrate it in the revolution of 1952, and failed ignominiously. And the national small bourgeoisie, the MNR. which capitalized on the popular revolution, quickly turned it over to the gringos, to make a pact with the putchist Banzer afterward and convert themselves into the neoliberal hangmen. 6. The MAS: Bourgeois Democracy or Socialism? The MAS is not a vanguard party but an alliance of heterogeneous groups, reminiscent of certain “Amerindian,” anti-Leninist, and anti-imperialist groupings of the American Popular Revolutionary Alliance (APRA), founded in 1924 in Mexico by Haya de la Torre, of the “spiritual socialism” of Arévalo, of the “Christian socialism” of Hugo Chávez, and of the anthropological-philosophical nucleus of the “third position” of Perón. Alvaro Garcia Linera, ex-guerilla, prisoner, and Evo’s vice-president, expresses it with clarity: “We are not against the free market. We are partisans of a socialist model with a Bolivian capitalism, where the earnings of the hydrocarbons would be transferred to other sectors, like the rural, where our people still work with the Egyptian plow that the Spaniards brought.” If we translate the formulation into a more precise language, we have to say that we are dealing with a model of third-worldist Keynesian developmentalism, that is, a market economy with a strong developmentalist and protectionist function of the State, within a bourgeois political superstructure and an environment of abysmal neocolonial socio-economic destruction. Evo and the MAS do not inject, at this moment, a new socialist dynamic into the Regional Power Block (BRP) of the Patria Grande [Latin America], but they contribute to the integration of the BRP the most combative popular, proletarian, and indigenous element of Latin America. This is a counterweight of enormous importance against the white-elitist societies of Argentina, Chile, Uruguay, and Brazil and their respective governments. In his personality profile, Evo is close to Hugo Chávez, particularly in his honesty, anti-imperialism, and organic link with the masses and indigenous peoples. In this sense, the meetings of MERCOSUR, like those of OAS, will not be the same from now on, because the Venezuelan president will no longer be the only active force which pushes the other presidents. 7. Evo, the Candidate of MERCOSUR Evo as President is an “endogenous product” of the struggle of classes in Bolivia. But, some years ago, he was detected by the political radar of President Castro. It is known that the clinical eye of President Castro tirelessly scans the horizon of the Patria Grande to detect who might be the future leaders of its nations. Hugo Chávez, hardly released from prison, appeared on the monitor of the Caribbean leader, who received him with the honors befitting a statesman. Lula, Jose Dirceu, and Evo were detected early, and they successfully proved the foresight of the Comandante. In the last year and a half, Evo has already converted himself into the de facto presidential candidate of MERCOSUR of the Regional Power Block (BRP). To be presidential candidate of MERCOSUR has important advantages of protection and promotion, but also profound implications for Latin American politics. One of the implications is the following. 8. MERCOSUR, Electoral Path, and Revolution The presidential candidates who have the support of the BRP respond to the conviction of all the Presidents of this block, that the time of armed revolutionary struggle and of worker-peasant governments is past. The commentaries of Fidel in reference to the FARC have been very clear, like the position of Commandante Chávez, who said in a recent encounter with Alvaro Uribe in Santa Marta: “we want the armed movements to pacify themselves.” Lula, Kirchner, Tabaré, and Duarte, of course, are completely in agreement with this position of support for bourgeois legality and the seizure of power by institutional paths. To be more precise: they would not support any other path, and without the support of Brazil, Argentina, and Venezuela, no national popular Latin American revolution today could consolidate itself. In this case, Perón’s celebrated phrase is fitting: “United, we are unconquerable; divided, we are indefensible.” The strategic decision of all the Presidents of the BRP for the institutional path — which generates a serious problem for the FARC — played a key role in the great dilemma of 2005 in Bolivia: an armed uprising in the style of the 1952 revolution or the taking of power by the electoral path. The new (post-miner) leadership of the COB, headed by Jaime Solares, and some popular sectors, for example from El Alto, together with the traditionally obscure and sectarian positions of the Mallku [Prince] Quispe, want the popular uprising. All the presidents of the BRP insist on the institutional road. Evo went by this road and triumphed. There weren’t the objective conditions to defeat the military and consolidate themselves in government. To try to repeat the exploit of 1952 would have brought a senseless slaughter. It would have been an operation of adventurism or something worse. The great significance of the triumph of Evo is the Regional Block of Power. A decade ago, his victory would have changed nothing in the Andean nation. Today, with the implementation of certain social programs of Cuba and Venezuela, the solid economic support of Venezuela, the political protection which the BRP provides, the riches of gas, and the support of the majorities for the project of the MAS and its leader, there exists the possibility of breaking the cycle of fifty years of exploitation and misery. 9. The MAS and the Future of Socialism in the BRP In all ways, the position of Evo and Garcia reflects the political and economic status quo in the Patria Grande. The BRP is a confederation of bourgeois states (superstructures), with the exception of Cuba, with different types of market economy and a historic project of Latin American developmentalism, within the ideology of Bolivar. Within this bourgeois macro system exists the Venezuelan aspiration to create a socialist civilization of the twenty-first century and a vigorous discussion in Cuba on the possible future of historic Cuban socialism. What doesn’t exist is a socialist economy. Neither is there a socialist superstructure. Nor the “socialist will” of Lula, Kirchner, Tabare, and Duarte, nor mass movements, nor socialist structures. In such a situation it would be preposterous to hope or ask that the MAS convert itself into a socialist vanguard which would pull Latin America to post-capitalism. The concept of Latin American socialism today, with the exceptional paths of Cuba and Venezuela, is an evolutionary idea which provides the strategic horizon of the mass struggles and of the progressive leaders of the Patria Grande. To endow this evolutionary idea with a solid scientific and popular base for the Latin American nation, as President Chávez has done with his insistence on the economy of equivalences and participatory democracy, is the fundamental task of all real and potential anti-capitalists. Among them are Evo and the MAS. |
This article was originally published in Spanish in Rebelión (27 December 2005). It was then translated into English by John Manning.